La carga de la Diva

Las aventuras y desventuras de la Diosa Odiosa, vida de milagro, y otras historias de The Eclectic Library...

miércoles, marzo 22, 2006

Un par de muletas

A la tercera va la vencida. Esta mañana he vuelto a pedirle a la Profe mis muletas. En realidad no se las he pedido, le he mandado el número de Marujita Pérez para que se ponga de acuerdo con ella en mi ausencia y yo no me quede sin ellas.
No se trataba de dudar sobre si quería o no quedarse mis muletas. Es más bien la certeza de que cuanto más tiempo pasa desde una discusión, más difícil es el reencuentro. Y me niego a que nadie se quede con algo mío por simple dejadez.
Tengo esas muletas desde hace unos años y no me gustaría perderlas. Me han sido muy útiles en mis frecuentes lesiones. En esas muletas vine apoyada desde Madrid en el regreso de una de mis fugas. En ellas salió mi loca favorita del hospital cuando tuvimos el accidente en Tarragona. Esas muletas me han ayudado a caminar muchas veces y me las dio una amiga que me ha ayudado a caminar muchas veces más. No son unas simples muletas.
Cuando la Profe se hizo el esguince, como amiga, no dudé en prestárselas. Lo que no sabía es que ayudándole a caminar también le facilitaba que me diera de patadas.
Nus se ríe y me recuerda su advertencia previa. No ha sido hasta que no he estado a punto de irme y he tenido que insistir en ello cuando la Profe se ha decidido a devolvérmelas. Cuando pido las cosas a buenas nunca consigo nada. Pero en cuanto me pongo seria parece que me hacen más caso. Quizás por eso se anima y se ofrece a traérmelas hoy mismo a casa. Todo comodidades, ¡qué lujo!
Marujita Pérez estaba en casa y se ofreció a bajar a por ellas cuando la Profe tocó el timbre. Supongo que ya sabía que el pequeño momento de tranquilidad y diversión que compartíamos se acababa de cortar. Yo insistía en que estaba bien y que no tardaría.
Bajé los escalones a la carrera y, sin mirarle siquiera, le di a la Profe los dvd que había prometido grabarle mientras recogí mis muletas. Cruzamos un "Gracias" por mi parte y "a ti" por la suya y volví a subir las escaleras hasta casa. Rápido, frío...
Dejé las muletas en un rincón y me acurruqué en el sofá con Marujita para seguir viendo el "Duelo de Chefs" que había grabado esa mañana. Recibí entonces un sms de la Profe agradeciendo que le hubiera dado los dvd. Volví a enterrarme bajo la manta mientras Marujita Pérez me echaba la bronca por haberle grabado nada. Me recuerda lo poco que le importo a esta gente y lo mucho que se han aprovechado de mí. Intenta que me acuerde de los motivos que me han llevado a la situación actual. Yo alego que el comportamiento ajeno no condiciona el mío y que el hecho de que una persona no obre bien no justifica que yo obre mal. Yo soy una persona de palabra porque una persona vale lo que vale su palabra. Yo tengo conciencia.
Pero cuando se me escapaban las lágrimas y yo trataba de tragármelas, Marujita se enfadaba y me decía que no valía la pena pasarlo mal por esta gente que jamás han sido amigos, que me han demostrado sobradamente su desinterés y su egoísmo, que ellos estaban muy bien y que les daba igual cómo estaba yo y que tenía que empezar a pasar de todo.
Pero no hay peor sensación que la decepción. He sido prudente, he tratado de no entregarme demasiado, he procurado ralentizar el proceso de confiar en alguien. Y cuando por fin bajo la guardia y me dejo llevar y comienzo a reconocer a alguien como parte de mi círculo de amigos, como parte de mi vida, me llevo el batacazo, la sensación de haber malgastado mi energía y mis pocas buenas vibraciones en alguien que no lo valora, que abusa de mí, que no me tiene respeto, a quien no le importo lo más mínimo.
La que me mira desde el espejo, se acaba de cargar las muletas.

Volver

Anoche fui al cine con Marujita Pérez a ver la última de Almodóvar. Me dijo que sólo había visto dos películas de Pedro.
Soy una gran admiradora del cine de Pedro Almodóvar. Tampoco es mi director favorito pero reconozco que siempre me ha fascinado su universo paralelo, su gran maestría estética y su asombroso poder de creación de personajes femeninos, sin olvidar su genialidad a la hora de mezclar comedia y drama.
La primera película que recuerdo haber visto del manchego fue "Mujeres al borde de un ataque de nervios" pero no es ni de lejos mi favorita. Luego recuerdo la decepción de "Kika" y lo flojita que me pareció "La mala educación". Sin embargo "Tacones lejanos" es una obra maestra.
De todos modos, tampoco voy a hacer aquí y ahora un análisis sobre el cine de Almodóvar. Es un tema complejo y no estoy en el mejor momento para eso.
"Volver", como el tango de Gardel. "Volver", esa es la canción principal de la película, que le da título y que interpreta Estrella Morente de un modo fabuloso, aunque en la película se supone que la canta el personaje que interpreta Penélope Cruz.
Vuelve Almodóvar a hacer una película sobre mujeres, alejándose del universo masculino que tan pobre resultado le había dado en sus últimos trabajos. Vuelve a su pueblo manchego, a sus raíces, a trabajar con Carmen Maura...
Todo vuelve, para bien o para mal, la vida sólo es una sucesión eterna de repeticiones. Como toda esa gente que en su momento ha salido de mi vida y siempre acude a buscarme de nuevo. Como todas esas pequeñas heridas que ya he dado por curadas y siempre se reabren. Como todos los caminos que recorremos una y otra vez como si la vida fuera un laberinto...
Vuelve Almodóvar a repetir personaje. En "¿Qué he hecho yo para merecer esto?" Carmen Maura era una pobre ama de casa, esclava de sus obligaciones, de escasos recursos y con un marido cafre. En "Volver" este rol le corresponde a Penélope Cruz.
Esta es una película de mujeres pero no es una historia sólo para mujeres. Penélope Cruz interpreta a una madre que tiene que afrontar una difícil situación entre su marido y su hija, algo que para ella es una historia que vuelve, la misma historia que tuvo que vivir con su padre. Claro que ella, aparentemente, reacciona de un modo diferente a la reacción que su madre tuvo en su momento. Esa diferencia es la explicación a la conflictiva relación que tuvo con su difunta madre en vida y que sólo cuando toda la verdad sale a la luz le permitirá reconciliarse con ella y evitar nuevos conflictos en la relación con su hija. Tiene una hermana divorciada, que tiene una peluquería ilegal en su casa y a la que se le aparece la madre muerta. El prototipo de la víctima, débil, cobarde, conformista, sufrida y buena. La hija de nuestra protagonista es la adolescente tipo a la que las relaciones entre las mujeres de su familia y el tropiezo con su padre hacen madurar rápidamente. Luego está la tía del pueblo, una anciana a la que las dos hermanas adoran. Una mujer deteriorada por los años que vive recluida en su casa del pueblo como tradicionalmente corresponde a una mujer de su condición, ayudada por una vecina que la cuida. Esta vecina es la hija de la única hippie del pueblo y se hace cargo de ayudar y proteger a la tía. Una costumbre ya abandonada en las ciudades pero siempre loable, el cuidado de los ancianos. Luego están las amigas y vecinas de la protagonista, todo mujeres, la maruja del pueblo y la puta cubana. No podemos olvidarnos de la madre muerta, que se aparece a la hija menor y vuelve, como todos los fantasmas, para resolver las cuentas pendientes.
No voy a contar con detalle el argumento de la película porque no quiero fastidiársela a quien no la haya visto todavía. La recomiendo firmemente y me retracto de mi anterior comentario sobre el fin de la creatividad de Pedro Almodóvar.
Vuelve a conmoverme Almodóvar.
La que me mira desde el espejo, también vuelve.
 

Kontuz Kotzebue escribe para The Eclectic Library

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