La carga de la Diva

Las aventuras y desventuras de la Diosa Odiosa, vida de milagro, y otras historias de The Eclectic Library...

martes, noviembre 22, 2005

Monarquía

No es ninguna novedad que siempre me he reconocido como republicana. Los reyes y reinas para mí forman parte de la historia y del pasado o de los cuentos de hadas. Pero aún quedan diez casas reales en Europa...
De los orígenes de las monarquías no voy a hablar porque creo que es algo de lo que todo el mundo se puede hacer una idea sin mi ayuda. Lo que en principio era el fuerte líder de la tribu al que todos seguían en busca de protección, pasó a ser una mera figura diplomática que debía su status a su linaje, argumentando excusas viles como la voluntad divina o la sangre azul...
Bueno, mi sangre no es azul, obviamente. De hecho, si mal no recuerdo, las veces que me la han extraído, bien para analizarla o bien para donarla, siempre he observado que era de color rojo oscuro. Será que no he nacido para reinar...
Nunca he creído ese tópico de que todas las personas somos iguales. Somos equivalentes, eso sí, y para eso está la Constitución y la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Y si en ambos textos se defiende la equivalencia de todos los seres humanos y la obligación de tratarlos a todos por igual, tratar a alguien como un ser superior sólo porque se le atribuya un cargo sólo por ser hijo de sus padres me parece, cuanto menos, una burla.
Entiendo que puedan ejercer una misión como representantes de mi país cara a los otros pero, ¿para qué sirve entonces el cuerpo diplomático? Porque, a pesar de que todo el mundo sabe el importante papel que la figura del Rey ha significado en momentos tan importantes como los golpes de estado, realmente ni gobierna ni nada, simplemente es algo figurativo. Curiosamente la gente mayor suele argumentar como excusa para no erradicar la monarquía que es algo que existe desde siempre. Bueno, cuando yo nací no había monarquía en este país. Vale, había una dictadura, que es peor... Pero ese mismo dictador es el que decidió que, a su muerte, volviera la monarquía a estar vigente.
Ahora se cumplen treinta años de la subida al trono del actual Rey, justo cuando su heredero acaba de ser padre. Parece que el linaje queda garantizado por descendencia. Se supone que debería felicitarle. Pues venga, felicidades. Se dice que en este país la gente no es monárquica sino juancarlista. Lo que es lo mismo, que el país apoya a este Rey por ser quien es y no por serlo, que cualquier otro en su lugar no habría tenido tanta popularidad. Ya veremos que pasa con el siguiente. De todos modos, esta familia real nos ha salido bastante profesional. Aún siendo de origen forastero (los Borbones son de origen francés y la reina pertenece a la casa real griega, que perdió su trono, aunque ambas familias están emparentadas entre si y unidas con vínculos de sangre a casi todas las casas reales europeas) se les considera algo propio. Han hecho de su imagen pública algo tan cotidiano que parece incluso familiar. De todos modos, es fácil ir de sencillo y de modesto cuando vives en un palacio y te gastas en una cena sencilla el presupuesto de comida de una familia media para todo un año. Y aunque sus hijos hayan estudiado en la escuela pública, seguro que los guardaespaldas se encargaban de que ningún niño les robase el bocadillo... No me los imagino preocupados por si el presupuesto les va dar para pagar o no el recibo de la luz o si podrán o no irse de vacaciones...
La que me mira desde el espejo me hace una reverencia y me recuerda quién es la reina de la casa...
 

Kontuz Kotzebue escribe para The Eclectic Library

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