Museos
Hoy es el Día Internacional de los Museos. De todos. La verdad es que, desde finales de marzo que no he ido a ninguno.
Cuando era pequeña, ir a un museo era una actividad escolar que simplemente significaba un día sin lecciones. Al hacerme mayor me di cuenta de que ir a un museo también era un modo de recibir lecciones.
Aunque mis favoritos siempre han sido los de arte, he tenido la oportunidad de visitar todo tipo de museos. Museos de arte y de ciencia, de historia... Cualquier cosa que pueda relacionarse con el ser humano tiene su reflejo en los museos. Algunos son interactivos y te permiten tocar y experimentar, como los de ciencias. Otros, como los de historia natural, permiten a las personas urbanitas como yo acercarse a un mundo más allá del cemento y los semáforos. Los museos de historia que nos permiten echar un vistazo al pasado. Y luego, claro, los museos de arte que permiten tanto ver el trabajo de nuevos artistas como disfrutar de las obras de los grandes maestros.
Hay muchos museos que me gustan pero si tuviera que elegir me quedaría con tres. El Museo Picasso de Barcelona, porque me dio la posibilidad de ver por vez primera una obra del maestro. El museo del Louvre, donde descubrí que el arte era infinitamente más grande e impresionante de lo que yo jamás hubiera imaginado. Pero mi favorito, sin duda alguna, está en Figueres y recoge la obra de Salvador Dalí.
Dalí es uno de mis artistas favoritos. Decir que es mi preferido no sería cierto porque me cuesta quedarme sólo con uno. Pero su museo, refleja de un modo tan completo su identidad como artista, su estilo, su mundo personal, que es imposible no sumergirse y dejarse llevar.
Si no fuera por los museos, el arte acabaría únicamente en manos de coleccionistas privados y el común colectivo no tendría acceso a él, la ciencia sería incluso aún más minoritaria de lo que ya es, la historia se convertiría en algo inaccesible.
La que me mira desde el espejo disfruta de los abonos para la entrada a los museos.
Cuando era pequeña, ir a un museo era una actividad escolar que simplemente significaba un día sin lecciones. Al hacerme mayor me di cuenta de que ir a un museo también era un modo de recibir lecciones.
Aunque mis favoritos siempre han sido los de arte, he tenido la oportunidad de visitar todo tipo de museos. Museos de arte y de ciencia, de historia... Cualquier cosa que pueda relacionarse con el ser humano tiene su reflejo en los museos. Algunos son interactivos y te permiten tocar y experimentar, como los de ciencias. Otros, como los de historia natural, permiten a las personas urbanitas como yo acercarse a un mundo más allá del cemento y los semáforos. Los museos de historia que nos permiten echar un vistazo al pasado. Y luego, claro, los museos de arte que permiten tanto ver el trabajo de nuevos artistas como disfrutar de las obras de los grandes maestros.
Hay muchos museos que me gustan pero si tuviera que elegir me quedaría con tres. El Museo Picasso de Barcelona, porque me dio la posibilidad de ver por vez primera una obra del maestro. El museo del Louvre, donde descubrí que el arte era infinitamente más grande e impresionante de lo que yo jamás hubiera imaginado. Pero mi favorito, sin duda alguna, está en Figueres y recoge la obra de Salvador Dalí.
Dalí es uno de mis artistas favoritos. Decir que es mi preferido no sería cierto porque me cuesta quedarme sólo con uno. Pero su museo, refleja de un modo tan completo su identidad como artista, su estilo, su mundo personal, que es imposible no sumergirse y dejarse llevar.
Si no fuera por los museos, el arte acabaría únicamente en manos de coleccionistas privados y el común colectivo no tendría acceso a él, la ciencia sería incluso aún más minoritaria de lo que ya es, la historia se convertiría en algo inaccesible.
La que me mira desde el espejo disfruta de los abonos para la entrada a los museos.
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