La Cremà
Anoche quemaron las fallas. Acaban de empezar las fallas de 2007...
Quedé con Marujita Pérez y su amiga para cenar y nos perdimos la cremà de las fallas infantiles. Realmente no era importante. Llevo todo el año esperando que lleguen estas fiestas pero nunca me había sentido tan ambivalente respecto a ellas. Me han quitado las ganas...
El Pirata Canalla me dijo que me llamaría, pero no lo hizo. Tampoco quise quedar con nadie porque no me apetecía estar acompañada. Al menos Marujita Pérez sí que entiende eso.
Dimos una vuelta por el centro y hasta el Carmen. Parecía que se hubieran puesto de acuerdo en quemar todas las fallas justo antes de que llegásemos porque sólo tropezábamos con hogueras agonizantes. De hecho era bastante tarde y no teníamos demasiadas ganas de ver ninguna falla arder. Acabamos acudiendo a la plaza del Ayuntamiento para ver la cremà de su falla. Nos cruzamos con Kiwi Light que iba sin montar y con unos amigos. Pasó junto a nosotras mi prima Machito. En fallas te encuentras cualquier cosa...
Vimos el castillo y luego la falla ardió rápidamente, entre una nube negra de humo. Cuando yo era pequeña las fallas se quemaban de abajo a arriba y la nube de humo era gris blanquecino. Las fallas eran de cartón-piedra y una de 20 millones era un lujazo. Ahora están rellenas de corcho, de burbujas blancas y son tan sintéticas que la nube que provocan las llamas es negra y se queman de forma inmediata. La falla que ha ganado el primer premio ha costado unos cien millones de las antiguas pesetas.
Como aún era pronto y su amiga se fue, Marujita Pérez y yo nos fuimos al Café de La Seu a tomar algo. Apareció su prima con una amiga y nos fuimos todas al D54. La música estaba bastante bien y el local lleno a rebosar. Yo estaba agotada físicamente. Los nervios de los últimos días, la comida y el sueño desordenados me habían destrozado.
Me fui a la caza de un taxi y acabé compartiéndolo con una parejita de punks adolescentes que viven en mi barrio.
He ardido de rabia estos días pero, como el del artista fallero, este trabajo se lleva forjando desde hace meses. He intentado divertirme y tomármelo a broma. He procurado pasar de todo. Pero algunas veces tienes la certeza de que tienes la razón, no sólo lo sospechas, y te invade una oscura sombra de decepción y de angustia que te paraliza como a un ninot. Y sabes, que hay cosas que no te mereces, que no debes dejar pasar. Y ya lo has hecho demasiadas veces como para que ya no importe. Supongo que yo, como mis fallas, también me había quemado...
La que me mira desde el espejo está intentando apagar las llamas.
Quedé con Marujita Pérez y su amiga para cenar y nos perdimos la cremà de las fallas infantiles. Realmente no era importante. Llevo todo el año esperando que lleguen estas fiestas pero nunca me había sentido tan ambivalente respecto a ellas. Me han quitado las ganas...
El Pirata Canalla me dijo que me llamaría, pero no lo hizo. Tampoco quise quedar con nadie porque no me apetecía estar acompañada. Al menos Marujita Pérez sí que entiende eso.
Dimos una vuelta por el centro y hasta el Carmen. Parecía que se hubieran puesto de acuerdo en quemar todas las fallas justo antes de que llegásemos porque sólo tropezábamos con hogueras agonizantes. De hecho era bastante tarde y no teníamos demasiadas ganas de ver ninguna falla arder. Acabamos acudiendo a la plaza del Ayuntamiento para ver la cremà de su falla. Nos cruzamos con Kiwi Light que iba sin montar y con unos amigos. Pasó junto a nosotras mi prima Machito. En fallas te encuentras cualquier cosa...
Vimos el castillo y luego la falla ardió rápidamente, entre una nube negra de humo. Cuando yo era pequeña las fallas se quemaban de abajo a arriba y la nube de humo era gris blanquecino. Las fallas eran de cartón-piedra y una de 20 millones era un lujazo. Ahora están rellenas de corcho, de burbujas blancas y son tan sintéticas que la nube que provocan las llamas es negra y se queman de forma inmediata. La falla que ha ganado el primer premio ha costado unos cien millones de las antiguas pesetas.
Como aún era pronto y su amiga se fue, Marujita Pérez y yo nos fuimos al Café de La Seu a tomar algo. Apareció su prima con una amiga y nos fuimos todas al D54. La música estaba bastante bien y el local lleno a rebosar. Yo estaba agotada físicamente. Los nervios de los últimos días, la comida y el sueño desordenados me habían destrozado.
Me fui a la caza de un taxi y acabé compartiéndolo con una parejita de punks adolescentes que viven en mi barrio.
He ardido de rabia estos días pero, como el del artista fallero, este trabajo se lleva forjando desde hace meses. He intentado divertirme y tomármelo a broma. He procurado pasar de todo. Pero algunas veces tienes la certeza de que tienes la razón, no sólo lo sospechas, y te invade una oscura sombra de decepción y de angustia que te paraliza como a un ninot. Y sabes, que hay cosas que no te mereces, que no debes dejar pasar. Y ya lo has hecho demasiadas veces como para que ya no importe. Supongo que yo, como mis fallas, también me había quemado...
La que me mira desde el espejo está intentando apagar las llamas.