Pour ne pas vivre seul
Anoche estuve, como viene siendo habitual, un rato en Café Deseo y otro en ADN antes de ir a la discoteca. Casi arrastrando a los niños, que no son muy devotos de ADN. Llegamos casi al cierre pero nos lo pasamos bien. El Vizconde Blazz y yo, estuvimos jugando con la Profe un rato. Parece que se pica cuando le dices cuatro cosas. Me hace gracia encontrarle fisuras, debilidades... Me hace sentirme más fuerte e idealizar menos a los demás.. De todos modos, parece que la Profe y su acompañante (que depende de a cual de las dos le preguntes te dirá si son novias o no) habían tenido movida y no quisimos cebarnos en exceso. También andaba por allí la Asturiana (sola) que estuvo especialmente encantadora. Luego en la discoteca me dijeron que me había buscado pero cuando yo llegué al D54 ya se había marchado. Me fastidió porque yo le había buscado y quería volver a coincidir. Siempre eclipsada por su amiga pero la Asturiana tiene un punto interesante que me llama mucho la atención. Por no hablar del acento, que me parece encantador...
La noche está llena de gente sola. Lo veo cada vez que salgo...
Se acercan a mí con sus caritas asustadas ocultas tras la máscara de una sonrisa, como los cachorros de un escaparate de una tienda de mascotas. Y todos ellos necesitan de ese reconocimiento, de esa sonrisa gratuita, de esa palabra justa en el momento más inesperado...
El ser humano es un ente social y dependiente. Me cruzo con mucha gente que ni siquiera me soporta y que aún así, me busca. Me planteo si realmente no me soportan o es otra de mis paranoias. Esa es mi debilidad, no tener la certeza de quien realmente se me acerca por motivos puros y de qué motivos les mueven. Supongo que muchos de ellos no me soportan pero que se acercan a mí por la cantidad de gente que se mueve a mi alrededor. Quizás tienen interés en que yo pueda ponerme de su parte o que mi supuesta influencia pueda beneficiarles en relaciones con terceras personas. Tal vez lo hacen por costumbre, por hábito, porque todos los demás lo hacen y se sienten obligados a la cortesía ritual del beso y saludo y la bromita cada vez que se cruzan conmigo. O por miedo a que en uno de mis arrebatos de mala leche pueda decidir convertirles en las próximas víctimas de mis ironías. Habrá otros que realmente sí que tengan algún interés en mí y que sientan la invisible electricidad de la empatía. Tal vez les hago gracia porque soy borde y mala o les gusto porque creen atisbar un fondo de bondad detrás de todo eso. Sin embargo sigue habiendo muchos que ni se me acercan...
La gente está muy sola y busca en las soledades ajenas un modo de no sentirse sola. Se aferran a todo tipo de sentimientos para no sentir el vacío de su corazón. Como la canción dice, se aferran a un gato, a un rosal, a una cruz... Se ilusionan esperando a la primavera y cuando pasa la primavera, esperando a la siguiente... Se aferran a la ilusión de que algún día alguien les haga sentirse menos solos para no sentirse solos.
Y yo que no puedo ni siquiera combatir a mi propia debilidad, me veo abocada a la obligación de tener que luchar con las ajenas. Y el sentirlo como una obligación me hace sentir más débil.
La que me mira desde el espejo me da un beso en la mejilla y me abraza, para no sentirse sola.