Cena con espectáculo...
Me invitaron anoche a cenar a casa de unos amigos que estrenaban piso. Dos parejas de chicos y, como siempre, yo de non. Allí estaba yo, ricitos de oro en casa de los ositos. Sentándome en todas las sillas, comiendo de todos los platos, durmiendo en todas las camas...
Me trataron como una reina, para que negarlo. Al llegar, la visita turística para enseñarme el pisito. Que por cierto, de pisito nada, porque era grande y estaba bastante bien distribuido, con una terraza para las cenitas de verano y una ventana panorámica con vistas a la Ciudad de las Artes y las Ciencias para el invierno.
Me sirvieron un delicioso menú, cocinado con esmero por uno de ellos, con unas setas riquísimas, con una carne tierna y jugosa, con una ensalada fresca y apetitosa y unas tentadoras verduras incluso para mí, que las tengo en la lista de alimentos no comestibles. Patés y fiambres, vino y champagne, y pastel con mazapanes de Sant Donís. Y todos pendientes de que en todo momento estuviera cómoda y a gusto. Hacía tiempo que no me sentía tan mimada y confortable en casa de nadie...
La conversación fue variada y amena y cada uno de ellos me contó algo interesante. Bromeamos y disfrutamos todos de la compañía de los demás.
Estábamos acabando de cenar cuando de repente, nos dimos cuenta de que, sobre el arco superior del recién inaugurado Palacio de las Artes, una hilera de luces iba cambiando de color, hasta convertirse en un arco iris. ¿Hacía falta un homenaje más gay de la ciudad a nuestra cena? Y cuando todos estábamos haciendo chistes al respecto, comenzaron los fuegos artificiales acompañados por piezas musicales que interpretaba una orquesta a lo lejos.
Después de la tertulia final, muy amablemente los chicos me acercaron a casa en coche. Estoy segura de que la reina Sofía que vino a inaugurar el Palacio de las Artes, no ha disfrutado ni la mitad de la cortesía y la hospitalidad de los valencianos como yo de la de estos amigos encantadores que hicieron de mi domingo noche, una noche especial...
La que me mira desde el espejo se sienta en su trono y se ajusta la corona.