La carga de la Diva

Las aventuras y desventuras de la Diosa Odiosa, vida de milagro, y otras historias de The Eclectic Library...

domingo, octubre 09, 2005

Patria

Mi concepto de globalización no incluye ninguna renuncia. Me gustan los símbolos que me aferran a mis raíces. Me fastidia que en pro de una supuesta modernización cultural, de un avance y un progreso que tienen que ver más con el desarrollo económico que con la evolución de la especie humana, me vendan la moto de que las tradiciones son algo obsoleto. La cultura nunca lo es.
Lo que enriquece una receta es el modo en el que todos los ingredientes se mezclan y dan como resultado un sabor que no se parece al de ninguno de ellos, sin que esos ingredientes por separado tengan que renunciar a su propia esencia. Con la cultura ocurre lo mismo. En mi modesta opinión, el hecho de unificar las lenguas y las banderas y eliminar rasgos característicos de cada nación para componer bloques culturales continentales, es un acto de vandalismo. No veo en absoluto incompatible el hecho de conocer y respetar la cultura, la tradición y la historia de tu nación con el hecho de hacer lo mismo con otras naciones.
Hay un dicho popular que recuerda que no sabes a dónde vas si no sabes de dónde vienes. Y no se refiere a las carreras de coches... Es una de las grandes preguntas del ser humano, ¿quién soy? ¿de dónde vengo? ¿a dónde voy?, y la sociedad en la que vivimos, occidental y capitalista, no nos permite el lujo de detenernos a reflexionar las posibles respuestas. Se da por supuesto que vienes de tus padres, vas hacia el futuro y eres lo que pone en tu documentación. Y punto. Y dejemos la filosofía para los ociosos... ¿Tendrán los animales, como seres irracionales, estas inquietudes también? No sé, nunca he visto a Judas en plan Sócrates, reflexionando sobre las grandes cuestiones vitales...
Pero yo soy occidental y capitalista, meritocrática y agnóstica, humanista y racionalista, y creo en la globalización económica y en la diversidad cultural, en el estudio de la Historia para la mejor comprensión del presente y para no repetir errores en el futuro, en la superioridad de la especie humana (con la responsabilidad que ello conlleva) sobre las otras especies de seres vivos, en la teoría de la evolución, en la capacidad limitada del planeta para ofrecernos recursos naturales, en la maldad innata del ser humano (en parte debido a sus fuertes instintos animales) y en la necesidad constante que, como seres racionales, tenemos de dar repuesta a todo...
Creo firmemente en Europa. Como todos los grandes emperadores, como todos los dictadores... Soy una creyente fiel en que el único modo que tiene Europa de no verse sometida política, cultural y económicamente es mantenerse en una posición de poder respecto al resto del mundo. Muchos se plantearan el porque precisamente es Europa la que debería liderar el planeta y no cualquier otro continente. Asia engloba a una sexta parte de la población mundial en un sólo país. África y América son continente ricos en recursos naturales y con países relativamente jóvenes en el caso del continente americano. Supongo que defiendo mi territorio, probablemente sólo porque es el mío.
Veamos. Asia, el gran gigante dormido. Una población tan abundante que puede hacer que las decisiones que tome, buenas o malas, acaben afectando al resto de los continentes. En pleno proceso de desarrollo en la mayoría de los países, con grandes desequilibrios políticos y una cultura milenaria que ha sido la base de varias religiones y el origen de una importante cantidad de descubrimientos científicos. Uno de cada seis habitantes del planeta es de nacionalidad china y la única construcción humana en la Tierra que se puede ver a simple vista desde la Luna es la Gran Muralla. No parece un mal candidato.
Tenemos también a África, un candidato prometedor. La cuna de la especie humana, donde se supone que empezó todo, donde se supone que nuestra especie pasó de primate a homínido. Rica en recursos naturales explotados de forma irregular por sus distintos países y por imperios extranjeros que han pasado a lo largo de la Historia por allí. Lo que hoy conocemos por civilización, comenzó allí. Sus gentes son conocidas por su vitalidad y su resistencia ante las adversidades. Pero abundan enfermedades provocadas por su pobreza, que es a su vez producida por la generosa cantidad de conflictos bélicos que se distribuyen de norte a sur, de este a oeste, por todo el continente, no existe una cohesión definidamente fuerte entre sus países y sus habitantes prefieren buscar una nueva oportunidad en continentes vecinos antes de desesperarse en el intento de salir adelante. Mucho menos de liderar nada...
América es contradictoria. El norte esta económicamente desarrollado y el centro y el sur un caos de pobreza. Sacudida en su mayor parte por dictaduras y guerras civiles, con una población obviamente mermada tanto en salud como en economía. Con la misma tendencia a emigrar de los africanos. Lo que en su día fueron grandes imperios hoy son países que rozan la prehistoria. Con índices de natalidad descontrolados. El norte, supuestamente occidentalizado a la europea, se debate entre el progreso económico y el abandono de la cultura, recordando a antiguos imperios que cediendo a impulsos hedonistas perdieron cuanto poseían y pasaron de ser dominadores a ser olvidados. El centro y sur se compone de pequeñas piezas de puzzle que nunca encajan. Para cocinar, además de ingredientes, hay que tener la receta...
Y ahí es dónde Europa destaca. La cultura dominante en el mundo, hoy por hoy, es la occidental, es decir, la europea. Los americanos del norte, muy dados a las malévolamente engañosas artes del marketing, pretenden hacernos creer que es la cultura americana (entendiendo que para ellos, americano es sinónimo de estadounidense y no incluye al resto del continente). Baste recordarles a los pobres que lo que ellos llaman "cultura americana" no es más que una distorsión perversamente evolucionada de la cultura europea. Una mala copia, vamos. Y es que no hay que olvidar que la mayoría de los países de Europa, habían pasado por sus respectivos siglos de oro cuando Los Estados Unidos de América, se convirtió en país. Que mientras en Versalles reinaba el Rey Sol, en USA estaban divididos en diversas tribus de indios (lo de nativos americanos siempre me ha parecido una chorrada) que vivían en sociedades semi-prehistóricas. Tribus, por cierto, que para vergüenza mundial fueron exterminadas y cuyos descendientes se han convertido en animales de zoo, recluidos en reservas con el supuesto fin de preservar su cultura, o en inadaptados sociales, discriminados por su raza en un país que alardea de ser multiétnico...
La gran mayoría de los imperios occidentales (incluir entre ellos al gran imperio yankie es algo que simplemente haré por cortesía y no porque me parezca grande algo que culturalmente siempre me ha parecido de segunda) han tenido su origen en el continente europeo y una duración media de unos dos o tres siglos (por cierto, ¿no es esa la edad de los Estados Unidos?) y aunque el hecho de ir integrando en su territorio nuevas plazas, ampliando así su tamaño y sus recursos les convertía en más poderosos, el hecho de no saber integrar como piezas de un puzzle las distintas culturas que los formaban y tratar de que la pieza más grande fuera la que imponía sus usos y costumbres, su lengua y sus tradiciones a los otros elementos del imperio y el abandono de la cultura con el objetivo de potenciar al máximo el crecimiento financiero fue lo que los hizo autodestruirse uno tras otro. ¿Habremos aprendido la lección?
Todo lo que me gusta ha sido un invento o una creación de Europa, en sus distintos países. La música clásica y las Universidades, la religión cristiana y sus derivados (y no es que me guste la religión mas que como concepto filosófico y cultural, pero bueno, la incluiremos...), la literatura más brillante y en más lenguas, la diversidad de lenguas con un único origen, las Olimpiadas, la mayor parte de los descubrimientos científicos, la filosofía grecolatina...
Desde Mozart hasta David Bowie, de Dalí a los cómics de Superlopez, de Bergman a Almodovar, del Partenón a la torre Eiffel, de Arquímedes a Marie Curie, de Shakespeare a Kafka... Y la lista podría hacerla infinita...
¿Qué tienen los americanos de cultura propia? ¿Hollywood? Todo el mundo sabe que los años dorados del Hollywood clásico se forjaron como una leyenda gracias a artistas y técnicos europeos, grandes directores alemanes, ingleses y suecos, actrices francesas, británicas, alemanas, suecas e italianas, diseñadores italianos y franceses... ¿Literatura americana? ¿Se pueden comparar apenas doscientos años de literatura a los más de veinte siglos de literatura europea? Todos los géneros, la prosa y el verso, el teatro, la novela... son inventos europeos. ¿Historia? No hay ciudad, por pequeña y nueva que sea en Europa que no tenga una historia mucho más amplia. ¿Rock and Roll? El rock es un hijo del pop y el country con influencia de ritmos africanos. El pop es un invento británico y el country es la evolución de la música tradicional irlandesa. ¿Cocina americana? Bueno, lo que más promocionan allí como cocina americana son pizzas (italianas de origen hindú), sandwiches (de origen inglés), pasta (obviamente, italiana y con un origen lejano en Asia), hot dogs (sí, las salchichas vienen de Alemania), barbacoas de carne (recuerdo de los vikingos del norte de Europa, suecos y noruegos)... Sin mencionar sus tres bebidas nacionales, la cerveza (de origen germánico tal y como la conocemos, pero de diseño egipcio en sus orígenes primeros), el whisky (Irlanda y Escocia no tuvieron nada que ver en su creación claro) y como no, la coca-cola (cuya receta sospechosamente recuerda a los típicos refrescos mediterráneos de hierbas y raíces, tanto que la empresa que la produce tuvo que venir a mi modesta y humilde comunidad a pagarle una cifra nada despreciable a un farmacéutico local para que les vendiera la receta de tan conocida bebida y dejara de producirla) ... ¿Las cheerleaders rubias y de ojos azules y los atléticos surfistas arios? Bueno, los nativos americanos no eran ni de lejos blancos y por mucho que lo promocionen como algo, genuinamente blanco, el continente que de verdad está formado y fundado por gente de raza blanca es el europeo y que lentamente ha ido dejándose influir genéticamente por gentes de otras razas que se trasladaban a él. En Estados Unidos, sin embargo, la raza original, prácticamente extinta, era la de los nativos americanos (no exactamente rubios y de ojos azules) y a pesar de lo que muestran fuera de sus fronteras, la raza blanca no es mayoritaria allí, más bien lo mayoritario es una mezcla caótica y desordenada que hace que la mayoría de los individuos puedan definirse utilizando al menos media docena de gentilicios de países ajenos al suyo y que les impulse a aferrarse a su nacionalidad como un gran gesto de reconocimiento de los propios orígenes por puro pánico a admitir que sus orígenes son tan dispersos... Y seguiría...
Hago patria, lo reconozco, me siento muy privilegiada de haber nacido y crecido en Europa, en el país que un día fue el imperio más grande de todos, tan grande que en él nunca se ponía el Sol. Y me gusta la diversidad de los distintos países europeos y espero que los que los gobiernan hayan aprendido una lección de Historia y no confundan unificación económica con hacer un "tabla rasa" a la cultura, a la historia y a la tradición para convertirnos a todos en una masa informe y gris que olvida a donde va pero no recuerda de donde viene.
Me gusta aprender la Historia de la civilización a la que pertenezco, la cultura de mi pueblo, las lenguas en las que desde siempre se ha expresado mi gente, las tradiciones que nos han dado carácter... Y sin la necesidad de desacreditar ni desmerecer las culturas ajenas, que pueden interesarme en cierto modo, pero de cuyo mantenimiento y supervivencia se deben ocupar sus elementos. Mi misión consiste en absorber todo lo que mi cultura me puede aportar y en enriquecerlo con una evolución que la haga crecer y no la destruya y transmitirla así a los que vienen detrás de mí. Todo eso forma parte de la persona que soy.
La que me mira desde el espejo lleva una camiseta con la bandera de la Unión Europea en el pecho y se ha envuelto en una señera, y busca en un Atlas geográfico histórico de dónde viene y a dónde va...

Sant Donís

El nueve de octubre de 1238, el Rey Don Jaime, acompañado de su esposa, la reina Violante y su séquito entraba en la ciudad de Valencia tras un largo asedio. De hecho, la conquista sobre los moros fue unos días antes pero la fecha de la entrada oficial, fue esta. Los valencianos, agradecidos quizás, o como simple cortesía de vasallaje, ofrecieron a los soberanos una ofrenda de frutas y verduras de la fértil tierra local. Por eso, ese día se celebra la fiesta nacional valenciana. Eso es la parte seria y política. Un pequeño repaso a la historia.
Desde entonces se ha celebrado cada año para conmemorar el hecho. A partir del siglo XV, "Els Mestres Sucrers de la Ciutat i Regne de Valencia", el gremio de pastelería más antiguo de todo el territorio español, creó unos dulces especiales para celebrar dicha festividad: les piuletes i els tronadors, unos dulces de mazapán que acompañados de frutas realizadas del mismo material, homenajeaban las ofrendas de la huerta que los valencianos habían hecho al rey Jaime y su esposa. Y precisamente ese día, el nueve de octubre es Sant Donís, patrón del Gremio de Repostería.
Según la tradición, los solteros (ahora también los casados), regalan a "la reina de su corazón" un pañuelo de seda anudado por las cuatro puntas y que esconde en su interior estas figuras de mazapán, llamado "Mocaorà" del mismo modo que siglos atrás se le ofrecían frutas a la reina Violante. Una tradición más antigua que la celebración del San Valentín como día de los enamorados.
Aunque alguna vez antes yo ya había sido obsequiada con la colección de frutas de mazapán como declaración de amor, no fue hasta que cumplí los dieciséis años cuando empecé a valorarlo como algo especial. Ese año, el hombre de mi vida, que entonces era mi novio (y que siguió siéndolo durante cuatro años seguidos más y en épocas alternas durante muchos periodos de mi vida), para celebrar nuestro recién estrenado romance y conociendo mi debilidad por las tradiciones de mi tierra, tuvo el detalle de regalarme la más increíble y fabulosa colección de frutas de mazapán que yo jamás hubiera visto, envueltas en un fabuloso pañuelo de seda roja, para confesarme y confirmarme que yo era la reina de su corazón. ¡Como si yo lo dudase! Año tras año fue siguiendo con el ritual hasta que nuestra relación se disolvió. Cuando, más en frío, ya podíamos volver a hablar sin acabar discutiendo por todo y retomar la amistad que nos unía antes de ser pareja, yo protestaba diciendo que nadie volvería a regalarme "la mocaorà", que yo ya no sería la reina del corazón de nadie y que era una lástima porque me encanta el mazapán, las tradiciones y que la persona que te quiere tenga esos detalles. El hombre de mi vida me dijo que yo siempre sería la reina de su corazón, y que, con pareja o soltera, a mí nunca me iban a faltar los dulces de Sant Donís. Y en quince años no me ha fallado ni una sola vez... Cuando estábamos en la misma ciudad, me los traía personalmente, y ahora que ya no vive aquí, se encarga de hacérmelos llegar con la misma entrega que siempre, porque yo siempre he sido y seré, la reina de su corazón. Ese tipo de cosas, esos detalles que sólo él tiene, hacen que, por muchos desengaños que me lleve, todavía me quede un pequeño resquicio de esperanza, de ilusión y de confianza en el amor.
La que me mira desde el espejo se está haciendo una corona con frutas de mazapán...
 

Kontuz Kotzebue escribe para The Eclectic Library

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