Lobotomía
Hablando con Kurai Neko confieso que he tenido miedo de recaer pero no hago nada por evitarlo. Me dice que me entiende y que tengo que aferrarme al control de mi mente aunque sabe como yo que no es tan fácil luchar contra tu propia cabeza. Es una batalla pérdida de antemano. Haga lo que haga me voy a sentir mal, si no hago nada, también.
Es difícil asumir que tu peor enemigo forma parte de ti de un modo tan complejamente entrelazado que tratar de librarte de él sería un suicidio. Nus me pide, como un favor personal, que vuelva a la medicación. Pero tú te acuerdas como soy cuando me tomo las pastillas y sabes que entonces ya no queda nada de mí. Además, sabes que son altamente incompatibles con la letra mayúscula de los fines de semana.
Sería mejor volver a la estabilidad cómoda de la química que me mantiene estable y en calma. Todo el día andaría por la calle con una estúpida sonrisita, sin tensión, sin angustia, sin obsesiones... No discutiría con nadie, no me pondría a la defensiva, no tendría ataques de pánico, no tendría cambios bruscos de humor... Me dejaría llevar como un río suave hacia el mar y me fundiría entre la multitud, completamente integrada sin sentirme constantemente vulnerable. No vería las relaciones con los demás como una invasión de mi intimidad ni me sentiría tan dolida ante cada rechazo. No rechazaría mis peculiaridades ni mis diferencias ni las vería como una desventaja social. Aceptaría mi timidez sin tener que disfrazarla con la máscara de la diva...
Si volviera a la cómoda estabilidad de la química que me mantiene estable y en calma perdería todos los colores de mi arco iris, mi personalidad poliédrica. Nunca me irritaría la gente que me ofende y tragaría con todo. No me emocionaría con las pequeñas cosas como ganar una partida de ajedrez, una buena metáfora, un color bonito en el cielo por la tarde, el granizado de naranja o el suizo de La Seu, que venga el metro justo cuando bajo a la estación, que una chica guapa me sonría, que baje por fin el archivo que estaba buscando, encontrar en alguna caja una vieja carta de amor, que alguien a quien respeto me considere inteligente, la escena más sutil de una película, flores de color azul, una buena tormenta, un viaje largo en coche, esa, esa canción...
No podría hacer las paces tras una bronca melodramática, no me quedaría pensando durante horas en aquella mirada, no recordaría los detalles de cada segundo que ha cambiado mi vida...
Lo siento, Nus, pero no puedo venderme tan barato, no puedo renunciar a ser una zumbada sólo para ser normal porque dejaría de ser especial para ser corriente, porque sería como el agua templada y me vaciaría del todo. Porque sería como lobotomizarme, sería una muerte en vida...
Y lo sabes, sabes que entonces, ya no sería yo...