La carga de la Diva

Las aventuras y desventuras de la Diosa Odiosa, vida de milagro, y otras historias de The Eclectic Library...

sábado, mayo 06, 2006

Gira

Cené en casa con Marujita y salimos pronto a dar una vuelta. La charla de la tarde con Azafrank me había puesto de buen humor. En mi camiseta podía leerse "Deja de preguntar tonterías" y los verdes me provocaban ataques de risa espontáneos.
En Adn estaba Charlie con su amigo de Foyos. No le saludé porque no me saludó y porque no me gustó nada lo que me contó Kurai Neko la semana pasada del trato que recibió de él. Cuando encontré un sitio que me gustaba y me coloqué en posición de baile-copa, vi pasar por delante de mí a Blazz que estaba de fiesta con Charlie. Supongo que no tenía un plan mejor. No estaba su fiel escudera Loli! ni ninguna de sus fans. ¡Ay! ¿Quién le iba a decir constantemente lo guapo que estaba como muestra de afecto y admiración? Bueno, supongo que Charlie, que hasta hace menos de un año todavía decía que las cartas del tarot le habían dicho que se acabaría casando con Blazz, podría hacer la función de adoratriz. Distintas serían las cosas si Blazz le dijera a la cara todas las cosas que ha dicho de él a sus espaldas. Claro que eso le pasaría con todo el mundo porque tiene la encantadora costumbre de decir cosas de la gente cuando no está delante que luego no tiene el valor de repetir cuando los tiene enfrente. Normal que no se pelee con nadie, los cobardes siempre sobreviven. De todos modos, es característico que ninguno de sus amigos le dure más de un año, excepto aquellos a los que sólo ve cuatro o cinco veces al año, esos que no recuerdan su cumpleaños ni invitarle en Navidad.
Estaba disfrutando de mi segundo verde cuando Azafrank, camino del baño, se paró a saludarme. Me hizo reír con sus anécdotas de la tarde y con sus bromas sobre sexo y religión. Yo no me había dado cuenta pero Marujita me dijo que estaba sólo con la Profe. Mientras, justo enfrente de mí, la Sargento de Aluminio me miraba a dos metros de distancia, entre sus continuas visitas al baño. El deterioro físico que ha sufrido es evidente y reconozco que me da bastante lástima. La gente con pocos recursos intelectuales y emocionales, como ella, no debería probar las drogas y mucho menos consumirlas con tanta asiduidad. En menos de un año ha perdido tanto peso que todos sus huesos se adivinan bajo la piel y las marcas en su cara le hacen parecer mucho más mayor. Se le ve inquieta y nerviosa, y mira a su alrededor paranoica y con desdén. Así es la cocaína.
Al cabo de un rato Azafrank reapareció. Seguimos hablando. En un momento dado nos pregunta por la Profe para volver con ella. La Profe está dos o tres metros detrás, mirándonos.
Llegamos al D54 pronto y no hay mucha gente todavía. El verde me mantiene en un estado de socarronería constante. Marujita y yo acabábamos de salir del baño cuando mi Ezpozo se acercó. Todo dentro de lo previsto. Como había una ausencia total de conversación, me preguntó por otra persona. Yo le indiqué que estaría fuera y se fue en su busca. Más tarde volví a cruzarme con él y volvió a saludarme. Es raro. ¿Qué esperaba? No todo va a ser como antes y en ser relativamente normal va a tardar mucho tiempo. Además, no puedo bajar la guardia. En el mismo momento en que vuelva a fiarme me la van a volver a dar. Ganarte la confianza de alguien que no te conoce, es difícil. Pero, ¿cómo vas a recuperar la confianza de alguien que ya confiaba en ti y a quien has dado motivos para dejar de hacerlo? En este tipo de situaciones, el posible arreglo requiere tiempo y esfuerzo y una dosis de buena voluntad que casi nadie tiene.
Marujita quiso que le acompañase al baño y yo, al entrar, me apoyé en la pared a esperarle. Cuando se abrió una de las puertas para que ella entrase, salió de allí la Sargento de Aluminio, que me miró desafiante y la Profe, frotándose la nariz. Se me escapó una carcajada. No pude evitar reírme. Al final, la vida da tantas vueltas que todo vuelve a ser como antes, Blazz utilizando a Charlie, mi Ezpozo solo, la Profe saliendo sola con Azafrank y acabando la noche con la Sargento de Aluminio compartiendo lo que sea en el baño...
Me hace gracia que, a pesar de que ya haya pasado casi diez meses desde que conociese a la Profe, al final, todo vuelve al principio. Algunas personas no aprenden.
Así es la vida, gira y gira, y al final todo vuelve a ser tan bueno o tan malo como al principio. Las historias se repiten, los errores se vuelven a cometer, las dependencias se vuelven crónicas...
Como el tango que cantaba Nacha Guevara "Verás que todo es mentira, verás que nada es verdad, que al mundo nada le importa, gira, gira..."
La que me mira desde el espejo tiene cierta sensación de déjà vu.
 

Kontuz Kotzebue escribe para The Eclectic Library

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