Yellowstone
Estaba cenando cuando me llamó una de mis parejas de osos favorita para quedar conmigo. Se van de la ciudad buscando nueva fortuna en la otra punta de la península.
Por la calle voy hablando con Nus por teléfono y escuchando a Carmen Consoli hasta que llego al centro. Hace calor pero no me quito la chaqueta porque no me apetece llevarla en la mano. Cuando llego al Dakota me encuentro allí con los chicos con los que he quedado, Xurxo y su novio, con Amaranta Quicardia y su esposo y con DaBear y una amiga suya. Hacemos cuatro bromas, nos contamos los últimos cotilleos. Brindamos muchas veces para que tengan suerte en su nueva aventura y hablamos sobre su próxima vida. Están ilusionados y haen planes de todo lo que van a vivir allí. Nueva casa, nuevo trabajo, tener más cerca a la familia, cambiar de aires depués de haber acabado un poco hartos de esta ciudad y de las tonterías de mucha gente.
Les voy a echar mucho de menos, aunque no perdamos el contacto. Les envidio un poco y mucho más después de mi última visita a Barcelona. Me acuerdo de mis escapadas anteriores. Nus me ha vuelto a tentar con la idea de irme a Barcelona. Antes lo hacía cuando nos veíamos pero ahora, dada la situación de tensión generada en Valencia, lo hace cada vez que hablamos. Me asegura de las facilidades que para encontrar trabajo voy a tener en Barcelona y me recuerda que en lo que llevamos de año, he tenido más ofertas allí que en mi propia ciudad. Me recuerda que allí tengo casa y amigos, gente que de verdad me quiere, me respeta y me apoya.
Saber que estos se marchan me recuerda las veces que yo me he ido. Me siento tan tentada a veces de volver a marcharme que eso me hace plantearme cómo han sido mis últimos meses, con qué tipo de gente me he estado relacionando, qué he hecho y en qué me he podido equivocar y qué lecciones de la vida he aprendido y cuales me quedan pendientes.
Como en el poema de Kavafis, yo creo que la ciudad está dentro de ti. Allá donde vas, tu vida te persigue. Lo que no solucionas en un sitio, te acompaña vayas donde vayas. Precisamente por eso, mientras pueda evitarlo, seguiré aquí. Aún estando convencida de que a veces es mejor poner tierra por medio y ver las cosas con perspectiva.
La que me mira desde el espejo está haciendo la maleta.
Por la calle voy hablando con Nus por teléfono y escuchando a Carmen Consoli hasta que llego al centro. Hace calor pero no me quito la chaqueta porque no me apetece llevarla en la mano. Cuando llego al Dakota me encuentro allí con los chicos con los que he quedado, Xurxo y su novio, con Amaranta Quicardia y su esposo y con DaBear y una amiga suya. Hacemos cuatro bromas, nos contamos los últimos cotilleos. Brindamos muchas veces para que tengan suerte en su nueva aventura y hablamos sobre su próxima vida. Están ilusionados y haen planes de todo lo que van a vivir allí. Nueva casa, nuevo trabajo, tener más cerca a la familia, cambiar de aires depués de haber acabado un poco hartos de esta ciudad y de las tonterías de mucha gente.
Les voy a echar mucho de menos, aunque no perdamos el contacto. Les envidio un poco y mucho más después de mi última visita a Barcelona. Me acuerdo de mis escapadas anteriores. Nus me ha vuelto a tentar con la idea de irme a Barcelona. Antes lo hacía cuando nos veíamos pero ahora, dada la situación de tensión generada en Valencia, lo hace cada vez que hablamos. Me asegura de las facilidades que para encontrar trabajo voy a tener en Barcelona y me recuerda que en lo que llevamos de año, he tenido más ofertas allí que en mi propia ciudad. Me recuerda que allí tengo casa y amigos, gente que de verdad me quiere, me respeta y me apoya.
Saber que estos se marchan me recuerda las veces que yo me he ido. Me siento tan tentada a veces de volver a marcharme que eso me hace plantearme cómo han sido mis últimos meses, con qué tipo de gente me he estado relacionando, qué he hecho y en qué me he podido equivocar y qué lecciones de la vida he aprendido y cuales me quedan pendientes.
Como en el poema de Kavafis, yo creo que la ciudad está dentro de ti. Allá donde vas, tu vida te persigue. Lo que no solucionas en un sitio, te acompaña vayas donde vayas. Precisamente por eso, mientras pueda evitarlo, seguiré aquí. Aún estando convencida de que a veces es mejor poner tierra por medio y ver las cosas con perspectiva.
La que me mira desde el espejo está haciendo la maleta.