Vandalismo
Sin ningún tipo de respeto por nada, así destruyen los vándalos. Eso es lo que deduzco de la definición del diccionario. Estoy indignada.
Anoche dos cabrones lanzaron un cóctel Molotov contra los ninots pendientes de montaje de la plaza del Ayuntamiento de Valencia. El fuego provocado destruyó una de las figuras principales y la mitad de otra. Ellos huyeron cobardemente en una motocicleta. Supongo que se sentirán muy valientes y muy machos.
La falla que se instala frente al Ayuntamiento no representa a ninguna falla en concreto, más bien a todas en su conjunto. Es la falla de todos los que no pertenecen a ninguna comisión fallera. Intentar destruirla es reventar la ilusión de todos los valencianos que viven y sienten las fallas. Una falta de respeto a la tradición y una ofensa personal a la ciudad. Sin contar, claro, con el artista fallero que la ha creado y todo su equipo, que ve como en unos segundos, una gamberrada se carga el trabajo de todo un año, toda la imaginación, todo el arte que hay detras de cada falla.
Pertenezco a una familia profundamente fallera y este tipo de actos me ofenden personalmente. Que no te guste la fiesta, que no te sientas identificado con la tradición no te da derecho a machacar las ilusiones ajenas de un modo tan deliberado.
Intentar quemar antes de tiempo la falla que las representa a todas es como atacar a todas las fallas. De todos modos, a estos dos idiotas, se les olvida que los falleros son trabajadores y solidarios y que su profundo amor por las fiestas falleras va a impedir que estas actitudes violentas enturbien lo que durante todo el año anhelamos, tener la fiesta en paz.
Desde aquí mi más profunda repulsa a su comportamiento y mi máximo apoyo a todos los falleros.
La que me mira desde el espejo, también furiosa.