África
La noticia me llama la atención. Hay más médicos nigerianos en Estados Unidos que en Nigeria. Es una de las consecuencias de la emigración.
África es rica en recursos naturales, es la cuna de todas las civilizaciones y se supone que el origen de la humanidad. Todos los grandes imperios se han aprovechado de eso. Se nos llena la boca hablando de piramides y faraones, de aventuras y safaris, del gran jefe zulú, del majestuoso desierto... pero se nos olvida que prácticamente todos los países de la civilizada Europa y el imperialista Estados Unidos, se han hecho ricos a costa de los recursos naturales del continente negro y han esclavizado durante generaciones a sus habitantes.
Les hemos arrebatado toda la dignidad y el orgullo. Viven consumidos por guerras civiles que nosotros hemos alimentado y a las que favorecemos con el tráfico de armas y el empobrecimiento de su población. Les vendemos la imagen de una civilización paradisiaca, de una promesa cumplida de futuro en el norte y luego nos quejamos de que vengan a buscarse aquí la vida que en su casa les hemos hecho tan imposible.
Para los que se quedan, la guerra, el hambre y las enfermedades son lo cotidiano. Sin infraestructuras ni democracia se ven expuestos a todo tipo de abusos. Los conflictos tribales y los politicos corruptos favorecen las dictaduras militares.
Los que deciden marcharse, si tienen suerte, acaban siendo ciudadanos de segunda en el primer mundo. No todos llegan a eso. Los hay que se quedan por el camino.
Los más jóvenes, fuertes y preparados se arriesgan a perder lo poco que tienen viniendo en busca de algo mejor. Pero como en una lotería, sólo unos pocos ganan y el premio es bastante escaso. Los que no consiguen llegar vivos a Europa, los que llegan para acabar convertidos en delincuentes o en esclavos... Eso no se lo cuentan a nadie. Sólo les dejan ver la rica Europa donde todo el mundo tiene coche, casa, ordenador y ropa de marca.
Pero poco les hablan de las cifras de desempleo, del racismo, de la xenofobia, de pisos compartidos por una docena de emigrantes, de empresarios que les estafaran, de vecinos que no querrán vivir junto a ellos, de adolescentes salvajes que querrán darles palizas porque no les consideran personas, de lo difícil que es integrarse cuando no conoces el idioma, de que las costumbres que te recuerdan a los tuyos te hacen ser diferente y de cómo en occidente "diferente" es sinónimo de "peor"...
África, la madre tierra, donde la gente desborda vitalidad y la naturaleza entona cantos de esperanza.
La que me mira desde el espejo se pierde en el desierto.
África es rica en recursos naturales, es la cuna de todas las civilizaciones y se supone que el origen de la humanidad. Todos los grandes imperios se han aprovechado de eso. Se nos llena la boca hablando de piramides y faraones, de aventuras y safaris, del gran jefe zulú, del majestuoso desierto... pero se nos olvida que prácticamente todos los países de la civilizada Europa y el imperialista Estados Unidos, se han hecho ricos a costa de los recursos naturales del continente negro y han esclavizado durante generaciones a sus habitantes.
Les hemos arrebatado toda la dignidad y el orgullo. Viven consumidos por guerras civiles que nosotros hemos alimentado y a las que favorecemos con el tráfico de armas y el empobrecimiento de su población. Les vendemos la imagen de una civilización paradisiaca, de una promesa cumplida de futuro en el norte y luego nos quejamos de que vengan a buscarse aquí la vida que en su casa les hemos hecho tan imposible.
Para los que se quedan, la guerra, el hambre y las enfermedades son lo cotidiano. Sin infraestructuras ni democracia se ven expuestos a todo tipo de abusos. Los conflictos tribales y los politicos corruptos favorecen las dictaduras militares.
Los que deciden marcharse, si tienen suerte, acaban siendo ciudadanos de segunda en el primer mundo. No todos llegan a eso. Los hay que se quedan por el camino.
Los más jóvenes, fuertes y preparados se arriesgan a perder lo poco que tienen viniendo en busca de algo mejor. Pero como en una lotería, sólo unos pocos ganan y el premio es bastante escaso. Los que no consiguen llegar vivos a Europa, los que llegan para acabar convertidos en delincuentes o en esclavos... Eso no se lo cuentan a nadie. Sólo les dejan ver la rica Europa donde todo el mundo tiene coche, casa, ordenador y ropa de marca.
Pero poco les hablan de las cifras de desempleo, del racismo, de la xenofobia, de pisos compartidos por una docena de emigrantes, de empresarios que les estafaran, de vecinos que no querrán vivir junto a ellos, de adolescentes salvajes que querrán darles palizas porque no les consideran personas, de lo difícil que es integrarse cuando no conoces el idioma, de que las costumbres que te recuerdan a los tuyos te hacen ser diferente y de cómo en occidente "diferente" es sinónimo de "peor"...
África, la madre tierra, donde la gente desborda vitalidad y la naturaleza entona cantos de esperanza.
La que me mira desde el espejo se pierde en el desierto.
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