Alto el fuego
Ayer estaba en plena semifinal de "Duelo de Chefs" cuando las noticias me sorprendieron con un comunicado de E.T.A. anunciando un "alto el fuego permanente". Una novedad para meditar. Hoy confirman con un nuevo comunicado su intención de cesar la violencia en favor del dialogo.
No suelo hablar de política demasiado en este blog, del mismo modo que tampoco suelo hacerlo fuera de él. No es porque no me interese. Creo, de todos modos, que las cuestiones relacionadas con el mundo de la política requieren un amplio estudio y un profundo análisis con un contraste de opiniones.
También mi profunda implicación emocional con el pueblo vasco me ha hecho estar al corriente de detalles sobre el conflicto euskaldun que no son los que suelen sobresalir en los medios de comunicación nacionales.
Siempre he repudiado el uso de cualquier tipo de violencia física, amenazas, chantaje, agresividad o destrucción de objetos, reputaciones o personas para reivindicar cualquier razonamiento. Mi lógica pacifista me convence de que para reivindicar un razonamiento lo mejor es razonar. Es lo que nos diferencia de los animales y lo que nos convierte en seres superiores, nuestra capacidad de razonar.
Tampoco voy a obviar, sin justificar en modo alguno su comportamiento, que un grupo terrorista no aparece de la nada. Con razón o sin ella, algún motivo los crea.
Quiero creer que esta vez es de verdad. Aunque E.T.A. ya lleva diez treguas y no han servido para nada. Hay que tener en cuenta el cambio de tono, la ausencia de exigencias más allá de la voluntad de acuerdo. Demasiados factores a tener en cuenta para que este tema tenga una solución simple. El concepto de "nación" no se limita a una simple palabra pero es un afilado límite entre nacionalistas españoles y nacionalistas vascos. Tan complejo como que Euskal Herria no puede ser un país para los españoles ni va a querer ser un país dividido entre España y Francia. No podemos olvidar que el territorio disputado incluye lo que conocemos como País Vasco, la provincia de Navarra y un cachito al sur de Francia. Y no hablamos solamente de un pedacito de suelo, mar y montañas. El concepto "nación" incluye un territorio, un pueblo, unos habitantes con su propia lengua, historia, cultura, tradiciones...
Otro tema es el de los escombros. Un conflicto de cuarenta años deja muchos restos. Como las victimas de ambos bandos. Victimas divididas entre el deseo de justicia, de venganza y de paz. Yo soy una persona muy rencorosa y muy poco vengativa y me puedo hacer a la idea perfectamente de la dualidad de sentimientos de las victimas. ¡Cuantas veces he deseado machacar y destrozar a los que me hieren y aún teniendo la posibilidad de hacerlo he elegido no hacerlo! A veces es mejor, aún teniendo razón, cerrar la boca y dar la vuelta, pasar de todo, pagar el precio de renunciar a salirte con la tuya a cambio de finalizar una batalla que acabarás ganando pero tras una dura contienda que siempre, aunque venzas, te hará sentirte perdedor y salir lleno de cicatrices.
Tendrán que ceder todos. Todos ganarán algo. Todos perderán también. Este tipo de disputas nunca tienen un resultado perfecto. ¿Qué se hará con todo el material logístico de E.T.A.? ¿Qué se hará con el dinero recaudado a golpe de chantaje? ¿Qué harán con las armas, los coches, los pisos francos? ¿Qué solución se dará al tema de los presos? ¿Y los presos del GAL? ¿Y los buscados y huidos que aún no han sido detenidos? ¿Les habrá valido la pena a los nacionalistas vascos tener que soportar una lucha de cuarenta años que pueda solucionarse con un simple trámite como la negociación de un nuevo Estatuto?
Espero con curiosidad y una ingenua sensación de optimismo que solución va a tener todo esto.
La que me mira desde el espejo se cuelga al cuello un lauburu.
No suelo hablar de política demasiado en este blog, del mismo modo que tampoco suelo hacerlo fuera de él. No es porque no me interese. Creo, de todos modos, que las cuestiones relacionadas con el mundo de la política requieren un amplio estudio y un profundo análisis con un contraste de opiniones.
También mi profunda implicación emocional con el pueblo vasco me ha hecho estar al corriente de detalles sobre el conflicto euskaldun que no son los que suelen sobresalir en los medios de comunicación nacionales.
Siempre he repudiado el uso de cualquier tipo de violencia física, amenazas, chantaje, agresividad o destrucción de objetos, reputaciones o personas para reivindicar cualquier razonamiento. Mi lógica pacifista me convence de que para reivindicar un razonamiento lo mejor es razonar. Es lo que nos diferencia de los animales y lo que nos convierte en seres superiores, nuestra capacidad de razonar.
Tampoco voy a obviar, sin justificar en modo alguno su comportamiento, que un grupo terrorista no aparece de la nada. Con razón o sin ella, algún motivo los crea.
Quiero creer que esta vez es de verdad. Aunque E.T.A. ya lleva diez treguas y no han servido para nada. Hay que tener en cuenta el cambio de tono, la ausencia de exigencias más allá de la voluntad de acuerdo. Demasiados factores a tener en cuenta para que este tema tenga una solución simple. El concepto de "nación" no se limita a una simple palabra pero es un afilado límite entre nacionalistas españoles y nacionalistas vascos. Tan complejo como que Euskal Herria no puede ser un país para los españoles ni va a querer ser un país dividido entre España y Francia. No podemos olvidar que el territorio disputado incluye lo que conocemos como País Vasco, la provincia de Navarra y un cachito al sur de Francia. Y no hablamos solamente de un pedacito de suelo, mar y montañas. El concepto "nación" incluye un territorio, un pueblo, unos habitantes con su propia lengua, historia, cultura, tradiciones...
Otro tema es el de los escombros. Un conflicto de cuarenta años deja muchos restos. Como las victimas de ambos bandos. Victimas divididas entre el deseo de justicia, de venganza y de paz. Yo soy una persona muy rencorosa y muy poco vengativa y me puedo hacer a la idea perfectamente de la dualidad de sentimientos de las victimas. ¡Cuantas veces he deseado machacar y destrozar a los que me hieren y aún teniendo la posibilidad de hacerlo he elegido no hacerlo! A veces es mejor, aún teniendo razón, cerrar la boca y dar la vuelta, pasar de todo, pagar el precio de renunciar a salirte con la tuya a cambio de finalizar una batalla que acabarás ganando pero tras una dura contienda que siempre, aunque venzas, te hará sentirte perdedor y salir lleno de cicatrices.
Tendrán que ceder todos. Todos ganarán algo. Todos perderán también. Este tipo de disputas nunca tienen un resultado perfecto. ¿Qué se hará con todo el material logístico de E.T.A.? ¿Qué se hará con el dinero recaudado a golpe de chantaje? ¿Qué harán con las armas, los coches, los pisos francos? ¿Qué solución se dará al tema de los presos? ¿Y los presos del GAL? ¿Y los buscados y huidos que aún no han sido detenidos? ¿Les habrá valido la pena a los nacionalistas vascos tener que soportar una lucha de cuarenta años que pueda solucionarse con un simple trámite como la negociación de un nuevo Estatuto?
Espero con curiosidad y una ingenua sensación de optimismo que solución va a tener todo esto.
La que me mira desde el espejo se cuelga al cuello un lauburu.
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