Frankenstein
Yo no quería salir y Nus se puso muy pesada hasta convencerme para que le acompañase un rato en el Pub. Usó a Fighter como cómplice para que me arrastrase hasta allí aunque él tomó un par de copas y se fue pronto a recojer a su novia.
Advierto en cuanto llego que me voy a marchar temprano. Al fin y al cabo, tengo que madrugar porque he quedado con Lirio para comer. Las Lezzies del rincón me sacan la lengua y yo argumento una mezcla de cansancio post-fallero y un resfriado del que no me he recuperado. Nus dice que lo que pasa es que me falta un tornillo pero que ella se va a encargar de ajustármelo. Nos tomamos un par de chupitos y Nus coje un vasito en cada mano, se los apoya en las sienes, los gira y empieza a reirse, gritando que me está ajustando los tornillos. Es la broma de la noche.
Era Frankenstein quien llevaba tornillos en la cabeza. Aunque yo pensaba que los llevaba en el cuello. Supongo que debería comprobarlo pero Nus me dice que es en las sienes y yo me lo creo. Supongo que ya no me apetece discutir ni siquiera por algo así. Me hace gracia que Nus me quiera ajustar los tornillos como a Frankenstein. A veces también me siento un poco Frankenstein, el monstruo bueno y tonto, hecho de pedazos de cadaveres de delincuentes malvados, cosido a cicatrices y despreciado por su creador.
En realidad, Frankenstein era el creador y el monstruo no tenía nombre, simplemente le llamaban "La Criatura"...
Acabo en el rincón de la barra de siempre, con dos vasos cortos vacíos junto a mi copa, mis dos tornillos. Aquí estoy, buena pero tonta, incomprendida, temida, sola, confusa. Aquí estoy y todo lo que me hace ser como soy son los pedazos que me forman porque yo aunque siempre he sido una pieza única, nunca he sido de una pieza. Y esos pedazos que me forman son los restos de lo peor de los que me han creado. Aquí estoy, cosida a cicatrices de heridas que nunca se curan...
Antes de que cerrasen el Pub, aprovechando que Nus está ocupada recogiendo, me escapo y me voy a casa antes de que me líen para seguir la fiesta. El destino del monstruo siempre es solitario.
La que me mira desde el espejo me conecta los electrodos, a ver si me parte un rayo.
Advierto en cuanto llego que me voy a marchar temprano. Al fin y al cabo, tengo que madrugar porque he quedado con Lirio para comer. Las Lezzies del rincón me sacan la lengua y yo argumento una mezcla de cansancio post-fallero y un resfriado del que no me he recuperado. Nus dice que lo que pasa es que me falta un tornillo pero que ella se va a encargar de ajustármelo. Nos tomamos un par de chupitos y Nus coje un vasito en cada mano, se los apoya en las sienes, los gira y empieza a reirse, gritando que me está ajustando los tornillos. Es la broma de la noche.
Era Frankenstein quien llevaba tornillos en la cabeza. Aunque yo pensaba que los llevaba en el cuello. Supongo que debería comprobarlo pero Nus me dice que es en las sienes y yo me lo creo. Supongo que ya no me apetece discutir ni siquiera por algo así. Me hace gracia que Nus me quiera ajustar los tornillos como a Frankenstein. A veces también me siento un poco Frankenstein, el monstruo bueno y tonto, hecho de pedazos de cadaveres de delincuentes malvados, cosido a cicatrices y despreciado por su creador.
En realidad, Frankenstein era el creador y el monstruo no tenía nombre, simplemente le llamaban "La Criatura"...
Acabo en el rincón de la barra de siempre, con dos vasos cortos vacíos junto a mi copa, mis dos tornillos. Aquí estoy, buena pero tonta, incomprendida, temida, sola, confusa. Aquí estoy y todo lo que me hace ser como soy son los pedazos que me forman porque yo aunque siempre he sido una pieza única, nunca he sido de una pieza. Y esos pedazos que me forman son los restos de lo peor de los que me han creado. Aquí estoy, cosida a cicatrices de heridas que nunca se curan...
Antes de que cerrasen el Pub, aprovechando que Nus está ocupada recogiendo, me escapo y me voy a casa antes de que me líen para seguir la fiesta. El destino del monstruo siempre es solitario.
La que me mira desde el espejo me conecta los electrodos, a ver si me parte un rayo.
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