Magdalenas
Proust y las magdalenas. Nus y las magdalenas. Proust asociaba las magdalenas al recuerdo de su infancia. Yo las asocio a Nus, que me las rellena de chocolate y me las calienta en el horno para merendar.
Hoy me las hace para desayunar. Me deja dormir hasta que me despierto, me murmura un "buenos días" y cuando salgo del baño me encuentro la mesa preparada con mi zumo de naranja, mi vaso de leche y mis magdalenas calentitas. No es sólo el placer que representa para el paladar sino el cariño que transmiten. Son pequeñas dosis de amor. Alguien que se toma la molestia de perder el tiempo y emplear su energía en tener este tipo de detalles contigo.
No tengo recuerdos de haber comido magdalenas cuando era pequeña, lo cual no quiere decir que no las tomase. Pero desde el principio de conocer a Nus, recuerdo las magdalenas. Y no es que sea el único detalle que tenga conmigo pero sí es el más característico. Como la lasagna de Mamma. Como las flores azules de Efraín. Como los bombones de chocolate y menta de Zann...
La gente que es más importante siempre se ancla en tus recuerdos con los más pequeños anzuelos...
Luego pienso en las cosas que la gente que ha pasado por mi vida asocia a mí. ¿Cual de todas las cosas que hemos compartido habrá quedado en su cabeza de un modo especial? ¿Qué cosa, qué circunstancia, qué momento que vivan les recuerda a mí?
Efraín dice que es el color verde, que todo lo que es verde le recuerda a mí. Mi loca favorita dice que los dragones. Fighter dice que las pelirrojas y las chicas con gafas de pasta. Tuzz dice que la lasagna y las fallas. Dardo dice que las palabras polisílabas, las palabras raras que casi nadie conoce y las frases hechas en cualquier idioma extranjero. Nus dice que las magdalenas...
La que me mira desde el espejo se atiborra de magdalenas, en busca del tiempo perdido.
Hoy me las hace para desayunar. Me deja dormir hasta que me despierto, me murmura un "buenos días" y cuando salgo del baño me encuentro la mesa preparada con mi zumo de naranja, mi vaso de leche y mis magdalenas calentitas. No es sólo el placer que representa para el paladar sino el cariño que transmiten. Son pequeñas dosis de amor. Alguien que se toma la molestia de perder el tiempo y emplear su energía en tener este tipo de detalles contigo.
No tengo recuerdos de haber comido magdalenas cuando era pequeña, lo cual no quiere decir que no las tomase. Pero desde el principio de conocer a Nus, recuerdo las magdalenas. Y no es que sea el único detalle que tenga conmigo pero sí es el más característico. Como la lasagna de Mamma. Como las flores azules de Efraín. Como los bombones de chocolate y menta de Zann...
La gente que es más importante siempre se ancla en tus recuerdos con los más pequeños anzuelos...
Luego pienso en las cosas que la gente que ha pasado por mi vida asocia a mí. ¿Cual de todas las cosas que hemos compartido habrá quedado en su cabeza de un modo especial? ¿Qué cosa, qué circunstancia, qué momento que vivan les recuerda a mí?
Efraín dice que es el color verde, que todo lo que es verde le recuerda a mí. Mi loca favorita dice que los dragones. Fighter dice que las pelirrojas y las chicas con gafas de pasta. Tuzz dice que la lasagna y las fallas. Dardo dice que las palabras polisílabas, las palabras raras que casi nadie conoce y las frases hechas en cualquier idioma extranjero. Nus dice que las magdalenas...
La que me mira desde el espejo se atiborra de magdalenas, en busca del tiempo perdido.
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