My dog ate my homework
Hoy se ha aprobado la L.O.E. y todos se dan la palmadita en la espalda. Parece que con la nueva ley de educación todo va a ser orden y corrección.
Habrá selectividad pero se elimina la prueba obligatoria tras el Bachillerato. Para pasar de curso sólo se admitirán dos suspensos, tres en casos excepcionales. La religión ya no será una asignatura computable aunque los centros estarán obligados a ofrecerla. Se va a reconocer el derecho a la huelga de los estudiantes pero no se les permitirá faltar a las clases por ese motivo si son menores de catore años. Eso les va a venir de fábula a los objetores escolares...
A lo largo de mis años de estudiante he pasado por una infinidad de reformas educativas. Parece que cada gobierno necesita hacer una para dar su nuevo punto de vista de cómo se debe educar a los estudiantes. Pero no parece que ninguno encuentre la clave y el número de alumnos que padece fracaso escolar es mayor. Luego informes internacionales, como el PISA, revela que, a pesar de las mejoras en los últimos años, seguimos siendo uno de los paises con peor sistema educativo. O al menos de los que tiene peor resultados entre la lista de los países desarrollados.
Luego nos encontramos, a la hora de buscar trabajo, con una ingente cantidad de borregos sin preparación. Cuando nos quejamos de que los inmigrantes vienen a quitar el trabajo a los españoles. ¿Pensamos sólo en el pobre muerto de hambre de la patera que trabaja en el campo o en la negrita caribeña que se dedica al servicio doméstico? Quizás no somos tan conscientes cuando es un abogado europeo o un ingeniero australiano o un economista asiático o un profesor norteamericano. Mientras tanto, nuestros cerebros se fugan a paises más desarrollados en busca de un futuro mejor.
Lo que tampoco es normal, o al menos no debería serlo, que los alumnos lleguen a la Universidad escribiendo con faltas de ortografía, que con quince años sean incapaces de resolver problemas sencillos, que apenas sepan leer.
Lo que tampoco es de recibo es que sea más importante qué ropa te pones para ir a clase que lo que escribes en los exámenes. Ni tampoco lo es ir a clase como el que va a la guerra, para acabar a palos con los compañeros y profesores.
La escuela tiene la misión de formar profesionales, no educar a niñatos malcriados. La escuela debe de ser la primera prueba de competitividad, no una jaula de inútiles. La escuela no es una guardería donde un profesor que debería estar enseñando matemáticas, historia y literatura se ocupa de enseñarle a los hijos de los demás a no gritar, a prestar atención, a no faltar al respeto.
Yo pasé muchos años en la escuela. He aprendido mucho más fuera de las aulas. Siempre me ha quedado la espinita de no poder acabar mis estudios. Pero tenía bastante claro que el sistema educativo no funcionaba para mí. Eso explica porque, a pesar de mi cociente de inteligencia, jamás terminaré una carrera. O igual es una buena excusa para aprender de forma autodicacta.
La que me mira desde el espejo se sienta en el pupitre de atrás.
Habrá selectividad pero se elimina la prueba obligatoria tras el Bachillerato. Para pasar de curso sólo se admitirán dos suspensos, tres en casos excepcionales. La religión ya no será una asignatura computable aunque los centros estarán obligados a ofrecerla. Se va a reconocer el derecho a la huelga de los estudiantes pero no se les permitirá faltar a las clases por ese motivo si son menores de catore años. Eso les va a venir de fábula a los objetores escolares...
A lo largo de mis años de estudiante he pasado por una infinidad de reformas educativas. Parece que cada gobierno necesita hacer una para dar su nuevo punto de vista de cómo se debe educar a los estudiantes. Pero no parece que ninguno encuentre la clave y el número de alumnos que padece fracaso escolar es mayor. Luego informes internacionales, como el PISA, revela que, a pesar de las mejoras en los últimos años, seguimos siendo uno de los paises con peor sistema educativo. O al menos de los que tiene peor resultados entre la lista de los países desarrollados.
Luego nos encontramos, a la hora de buscar trabajo, con una ingente cantidad de borregos sin preparación. Cuando nos quejamos de que los inmigrantes vienen a quitar el trabajo a los españoles. ¿Pensamos sólo en el pobre muerto de hambre de la patera que trabaja en el campo o en la negrita caribeña que se dedica al servicio doméstico? Quizás no somos tan conscientes cuando es un abogado europeo o un ingeniero australiano o un economista asiático o un profesor norteamericano. Mientras tanto, nuestros cerebros se fugan a paises más desarrollados en busca de un futuro mejor.
Lo que tampoco es normal, o al menos no debería serlo, que los alumnos lleguen a la Universidad escribiendo con faltas de ortografía, que con quince años sean incapaces de resolver problemas sencillos, que apenas sepan leer.
Lo que tampoco es de recibo es que sea más importante qué ropa te pones para ir a clase que lo que escribes en los exámenes. Ni tampoco lo es ir a clase como el que va a la guerra, para acabar a palos con los compañeros y profesores.
La escuela tiene la misión de formar profesionales, no educar a niñatos malcriados. La escuela debe de ser la primera prueba de competitividad, no una jaula de inútiles. La escuela no es una guardería donde un profesor que debería estar enseñando matemáticas, historia y literatura se ocupa de enseñarle a los hijos de los demás a no gritar, a prestar atención, a no faltar al respeto.
Yo pasé muchos años en la escuela. He aprendido mucho más fuera de las aulas. Siempre me ha quedado la espinita de no poder acabar mis estudios. Pero tenía bastante claro que el sistema educativo no funcionaba para mí. Eso explica porque, a pesar de mi cociente de inteligencia, jamás terminaré una carrera. O igual es una buena excusa para aprender de forma autodicacta.
La que me mira desde el espejo se sienta en el pupitre de atrás.
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