Su Alteza Real
Esta madrugada los Príncipes de Asturias han tenido a su primogénita, la Infanta Leonor. Para los curiosos sobre el origen del nombre y los supuestos buenos motivos por los que se le ha impuesto, incluyo un enlace al artículo que más me ha gustado al respecto.
Leonor, como Leonor Watling, uno de mis fetiches. Espero que sea igual de guapa. De hecho si se parece a su tía Telma ya me conformaría...
Una niña, como cualquier otra, pero que entra como un huracán en los libros de historia. Tienen intención de cambiar la Constitución para permitirlo. Abolirán la ley Sálica, que hasta ahora priorizaba en el derecho al trono al mayor de los varones por encima del derecho de primogenitura. La Infanta Leonor, aunque tuviera hermanos varones, será Princesa de Asturias en el mismo momento en que su padre acceda al trono y cuando este fallezca, heredará la corona por derecho propio. Así que ponerle nombre de reina parece todo un acierto.
No me considero monárquica. Al contrario, siempre me he definido como republicana, pero el hecho de que la futura reina de España sea una persona que no proviene de la nobleza, hace que me inspiren simpatía. Eso no quita que, a pesar de reconocer el importante papel que para la política nacional ha desarrollado el Rey Juan Carlos I, no vea a la monarquía como una institución totalmente innecesaria y contradictoria con uno de los principios de la Constitución y de la Declaración de los Derechos Humanos, que todos los seres humanos, independientemente de su raza, género, tendencia sexual o religión son equivalentes. Y digo equivalentes porque yo nunca he considerado como real la afirmación de que todos somos iguales. Iguales son dos tornillos, pero dos personas nunca pueden ser iguales.
Así que ya tenemos otro Borboncito al que mantener con mis impuestos, me guste o no. Bueno, felicidades a todos los monárquicos.
La que me mira desde el espejo se sienta en el trono, se ajusta la corona y me golpea en el hombro con su cetro.
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