Palabras ajenas
Reflexionando, retorciendo las palabras con la lengua hasta volverlas otras, dándoles vueltas en la cabeza para marearlas, para verlas con más claridad, sin saber qué decir de tanto que ya he dicho...
Tantas cosas en las que pensar que mi cabeza da más vueltas que los neumáticos de un automóvil que da la vuelta al mundo por mil carreteras polvorientas. Muchas cosas pendientes, muchos temas a medias, demasiadas cosas que solucionar y pocas ideas nuevas. Teniendo claras algunas cosas pero sabiendo que a pesar de ello mis opciones son limitadas. Sintiendo mis fuerzas debilitadas por el largo combate.
Acuden a mi rescate las palabras ajenas. Mr X y yo hablamos por teléfono un buen rato y me pone las pilas para que me plantee una lista de prioridades y que una a una vaya buscando soluciones. Mi Farmacéutico me da la palmadita en la espalda y me dice que todo se va a solucionar, que no me rinda. Efraín me escribe para recordarme que, como inscribió en el cierre del reloj que me regaló, el tiempo me dará la razón, que soy una superviviente y que me crezco ante los problemas, él lo sabe que me ha visto salir airosa de mil batallas. Entiende que a veces me pueda sentir presionada por mi pesada carga y se pone de acuerdo conmigo en que mi situación no ha sido nunca fácil pero me recuerda que yo soy de las que, de un modo u otro, siempre sale adelante. Recuerdo haber comentado que simplemente me he cansado, que no me importa luchar pero que este combate dura demasiado y que al final mi K.O. no lo provocará un revés de la vida sino mi propio agotamiento.
Yo, que siempre he sido dueña de mis palabras, que las creaba y hacía de ellas lo que yo quería, que encontraba en ellas remedio a todos mis males, que las empleaba como las más eficaces herramientas, me encuentro por un momento con que ya no me sirven, con que no las encuentro, con que ya no puedo dominarlas. Es entonces cuando las palabras ajenas vienen a sustituir mi voz y a llenar las páginas en blanco de mi cerebro.
La que me mira desde el espejo ordena con su cuchara el alfabeto de una sopa de letras.
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