Babel Fish
Para los que no lo sepan, orgullosa confieso mi dominio de la lengua castellana. Poseo cierta habilidad con el inglés y el valenciano y soy capaz de balbucear en francés. Puedo entender el italiano, el gallego y el portugués y muchas palabras en alemán, euskera, ruso y sueco.
Pero no puedo estar en silencio sin retorcer la lengua dentro de la boca...
Considero las distintas lenguas e idiomas como una pieza importante de la cultura de cada civilización, como una de las claves de la comunicación, como un elemento más de diversas artes. Es una de esas cosas que para mí son importantes.
Sé cómo se dicen en varios idiomas cualquiera de mis siete frases impronunciables. Soy incapaz de decirlas, pero sé cómo hacerlo. Tengo graves problemas de comunicación con la gente por muy diversos motivos pero ninguno de ellos está basado en la falta de conocimiento de las palabras necesarias para comunicarme.
Douglas Adams, en su "Guía para el Autoestopista Galáctico", hacía mención de un ser que los otros personajes podían utilizar para comunicarse, el Babel Fish, que según él era:
"El pez Babel es pequeño, amarillo y parece una sanguijuela, probablemente la cosa más fea del Universo. Se alimenta de la energía de las ondas cerebrales recibidas, no de su propio portador si no de aquellos que le rodean. Absorbe toda frecuencia mental inconsciente de la energía de las ondas cerebrales para alimentarse. El resultado práctico de todo esto es que si te metes un pez Babel en la oreja, instantáneamente puedes entender cualquier cosa que te digan en cualquier idioma. Por eso, el pobre pez Babel, eliminando de un modo efectivo todas las barreras de comunicación entre diferentes razas y culturas, ha provocado más, y más sangrientas, guerras que ninguna otra cosa en la historia de la creación."
Y eso me hace pensar que en el fondo, comunicarse es no comunicar y que al empeñarnos en hacerlo sólo echamos piedras en nuestro tejado. Es más fácil pasar de largo y no empeñarse en hablar las cosas, no dar tanta información sobre lo que queremos, pensamos o sentimos, ni querer averiguar tanto sobre los demás. La gente que mejor se conoce es la que no se preocupa en absoluto de conocerse.
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