La carga de la Diva

Las aventuras y desventuras de la Diosa Odiosa, vida de milagro, y otras historias de The Eclectic Library...

martes, octubre 11, 2005

Currículum Vitae

Para la búsqueda de trabajo es imprescindible tener un currículum en condiciones. El mío da un poco de risa. A mí por lo menos me hace mucha gracia.
He tenido que volver a sacar un par de copias para mi búsqueda incansable de empleo. Eso me da una oportunidad no buscada de repasar en qué he perdido los últimos años de mi vida, que absurdas cosas he tenido que hacer para ganarme la vida. Y encima tienes que presentarlo de un modo que a la persona que realice la selección de personal le resulte atractivo para que te elija. Y la foto, claro, no nos olvidemos de la foto...
La fotografía de mi currículum es del año pasado, así que tengo el pelo un poco más largo y de un color que no sabría definir, entre mi rubio ceniza natural y un artificial pelirrojo que trataba de ocultar los más de diecisiete colores que pasaron por mi cabeza el invierno anterior. Es una foto de invierno, así que llevo un suéter rojo de cuello alto, que me da un aspecto más formal y adulto que la ropa que suelo llevar normalmente. Apenas voy maquillada, porque no suelo hacerlo y no se me da muy bien, lo justo para no parecer un lienzo en blanco ni "El grito" de Munch. La mirada es seria y directa a la cámara, poco desafiante, un poco deslumbrada por el foco, un poco triste (todas mis ex me lo decían y a mí nunca me ha parecido que yo tuviera una mirada de niña triste). La sonrisa, comedida y discreta, para no mostrar las encías ni los dientes ( los animales salvajes suelen entender la sonrisa como una ataque, porque se muestran los dientes, y eso es un gesto amenazador), y no excesivamente amplia, para no mostrar el hoyuelo único (y sin equivalente simétrico al otro lado de la cara) en mi mejilla izquierda. Me hace gracia porque una de mis ex también tiene un único hoyuelo en la mejilla cuando sonríe, en su caso en la derecha. Entre las dos hacíamos una perfecta sonrisa con hoyuelos. Me gustaba pensar que eso era una señal de que estábamos destinadas a ser felices juntas. O al menos a sonreír juntas...
Paso rápido la vista por el apartado de datos personales. Excepto la dirección y el teléfono, el resto no varían demasiado en los últimos años. El nombre es el mismo y también el número de la documentación.
Mirar la lista que sigue al título de "formación" me hace masticar piedras. Y no me sirve de excusa pensar que siempre estoy a tiempo de mejorar esa lista, aunque es una excusa que si que suelo dar. Bueno, es ya un hecho bastante conocido que una de mis mayores inseguridades tiene su origen en el hecho de no tener estudios y de cómo eso, a pesar de tener un cociente de tres cifras siempre me ha hecho sentir bastante estúpida. Ser autodidacta no sirve de nada si no tienes un par de títulos que confirmen a los demás todo lo que sabes. Todos los amigos que tengo que están o han pasado por la Universidad, saben lo que me avergüenza no haber terminado ni el Bachillerato y de cómo ver que otros logran las metas que desde siempre me he propuesto y que parecen tan lejos de mi alcance, me hace sentir insegura e inferior y me hace menguar y convertirme en un pequeño gusano que se arrastra porque le faltan las extremidades, un gusano que nunca será la larva de una mariposa voladora, por muchas metamorfosis por las que pase...
Mi experiencia profesional es bastante irregular. Trabajar, he trabajado casi de todo y casi en cualquier sitio durante la mitad de mi vida laboral y en una terrible y yuguladora multinacional durante la otra media. Algunos trabajos eran físicamente duros y otros me reventaban la cabeza. Algunos eran humillantes y otros frustrantes. De muchos de ellos me avergonzaba. Y no me sirve de nada lo de que el trabajo dignifica y de que no hay mal trabajo sino mal trabajador y de que te tienes que sentir siempre orgullosa de todo aquel trabajo que hagas lo mejor que puedas y de forma honrada. La verdad es que repasando la lista no hay ni uno siquiera que me gustase repetir, ninguno que realmente me haya enseñado nada como persona ni me haya convertido en alguien mejor, ninguno que haya mejorado visiblemente mi situación económica, ni haya contribuido a prepararme para trabajos posteriores, ninguno del que me sienta orgullosa ni me haya parecido especialmente digno. De hecho, hay pocos ex compañeros de trabajo con los que todavía tengo trato. Supongo que para no recordar de qué y de dónde los conozco.
Siempre añado al final del currículum una pequeña nota, indicando si estoy estudiando algo en este momento o si estoy disponible en diversos horarios y localizaciones.
Me parto de la risa... ¿este es el resumen de mi vida laboral? ¿esta ha sido mi vida adulta? No me extraña, no me extraña nada...
La que me mira desde el espejo está haciendo una infinidad de test psicotécnicos de modo compulsivo y con mirada de maniaca.
 

Kontuz Kotzebue escribe para The Eclectic Library

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