La carga de la Diva

Las aventuras y desventuras de la Diosa Odiosa, vida de milagro, y otras historias de The Eclectic Library...

jueves, septiembre 15, 2005

Que la paz esté contigo

Hacer las paces con el Vizconde Blazz me hace bien. Realmente tampoco permitimos ninguno de los dos que las cosas se fueran demasiado a los extremos así que no hay demasiado que reparar. Supongo que pasamos demasiado tiempo juntos y eso se paga. Hay que dejarse respirar...
Funciona para todas las relaciones, familia, trabajo, amigos, amor, sexo... Como un par de círculos que se cortan. Cada persona necesita su propio espacio y además necesita compartir un espacio común con los demás. Si el espacio que compartes es demasiado pequeño, te sientes solo. Si el espacio que te queda sólo para ti es insuficiente, te agobias y te sientes limitado. No hay una fórmula matemática ni ninguna ciencia exacta que se pueda aplicar a las relaciones.
Leí en la BBC hace siglos que unos psicólogos británicos habían intentado hallar la fórmula de la felicidad. Según ellos: Felicidad = P + (5xE) + (3xN) . La variable "P" representa las características personales, incluyendo filosofía de vida, capacidad de adaptación y resistencia. "E", la variable más importante ya que se multiplica por un factor de cinco, representa la "existencia", que abarca la salud, estabilidad financiera y amistades. Finalmente, "N", que vale por tres, representa las "necesidades prioritarias", y cubre la auto-estima, las expectativas que tenemos de nuestra vida, la ambición y el sentido del humor.
Es obvio que siendo de letras, las fórmulas nunca se me han dado muy bien pero tengo mis propias reglas para ser feliz. Cuando se cumplen, se puede decir que soy relativamente feliz, ¿aunque quién es completamente feliz?
Veamos, ¿qué me hace feliz? Una lasagna casera de Mamma, los mazapanes de Sant Donís, una frase ingeniosa que me haga reír o pensar, una par de semanas sin discutir con nadie (una par de días sin discutir con alguien de mi familia), el sexo sin complicaciones, la rosa azul que recibo una vez al año, una carta que no esperaba, un mes sin deudas, un buen sobresaliente cuando he estado estudiando mucho, una disculpa de alguien orgulloso, una película musical del Hollywood más clásico, tumbarme en el sofá a escuchar la lluvia con Judas, darme cuenta de que alguien desconocido me conoce mejor de lo que yo esperaba y no va hacer un mal uso de ello... La lista es infinita...
Desafortunadamente es mucho más fácil que se den los casos de la anti-lista. Agobiarme con las deudas, pelearme con mi cuerpo y con mi cabeza, discutir con todo el mundo por no poder afrontar los malentendidos que causa que la gente apenas me conozca, ser esclava de mis debilidades, acobardarme, avergonzarme, enfurecerme...
Volverme cada día un poco más loca, menguar y esconderme, rendirme...
 

Kontuz Kotzebue escribe para The Eclectic Library

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