Moros y cristianos
Nadie debería morirse sin tener la oportunidad de ir a Alcoi a ver los Moros y cristianos. Una fiesta considerada de interés turístico nacional.
Por la mañana, los cristianos entran en la ciudad. Por la tarde, entran los moros. Se van turnando cada año con el orden para que todos tengan su oportunidad. Luego luchan por la ciudad. El bestial despliege que hacen los alcoianos para celebrar esta fiesta homenajeando a San Jorge, patrón de los guerreros y famoso caballero matadragones, las ricas vestiduras, la fabulosa música, el color, las coordinación de "les filaes", las banderas, las carrozas...
Lo que me cuesta imaginar es como lo verán los inmigrantes árabes que tratamos como esclavos y si se les ocurrirá pensar que en este país que ahora les cierra sus puertas, un día fueron los reyes. De hecho he visto en las noticias que los islamistas radicales reclaman la reconquista de Al-Andalus, o lo que es lo mismo, Andalucía y un poco más.
A los fascistas cuando reivindican la raza española, se les olvida quizás que un día más de la mitad de la península Ibérica era territorio musulmán. Incluso mi propia ciudad tuvo su momento de ser parte del imperio árabe.
Quizás lo que pasa es que nos cuesta asociar a esa civilización culta y tecnológicamente superior, donde sabios y filósofos eran respetados, donde la forma de vida hedonista no suponía un inconveniente al desarrollo, una cultura que hacía compatibles a los más delicados poetas con aguerridos guerreros, a los actuales referentes que tenemos de los árabes. Al pensar en el pasado, soñamos con "Las mil y una noches". Al pensar en el presente, sólo vemos pobres inmigrantes que trabajan en el campo o explotados en la construcción, o en islamistas radicales que ponen bombas y amenazan con la guerra santa.
La que me mira desde el espejo baila la danza de los siete velos.
Por la mañana, los cristianos entran en la ciudad. Por la tarde, entran los moros. Se van turnando cada año con el orden para que todos tengan su oportunidad. Luego luchan por la ciudad. El bestial despliege que hacen los alcoianos para celebrar esta fiesta homenajeando a San Jorge, patrón de los guerreros y famoso caballero matadragones, las ricas vestiduras, la fabulosa música, el color, las coordinación de "les filaes", las banderas, las carrozas...
Lo que me cuesta imaginar es como lo verán los inmigrantes árabes que tratamos como esclavos y si se les ocurrirá pensar que en este país que ahora les cierra sus puertas, un día fueron los reyes. De hecho he visto en las noticias que los islamistas radicales reclaman la reconquista de Al-Andalus, o lo que es lo mismo, Andalucía y un poco más.
A los fascistas cuando reivindican la raza española, se les olvida quizás que un día más de la mitad de la península Ibérica era territorio musulmán. Incluso mi propia ciudad tuvo su momento de ser parte del imperio árabe.
Quizás lo que pasa es que nos cuesta asociar a esa civilización culta y tecnológicamente superior, donde sabios y filósofos eran respetados, donde la forma de vida hedonista no suponía un inconveniente al desarrollo, una cultura que hacía compatibles a los más delicados poetas con aguerridos guerreros, a los actuales referentes que tenemos de los árabes. Al pensar en el pasado, soñamos con "Las mil y una noches". Al pensar en el presente, sólo vemos pobres inmigrantes que trabajan en el campo o explotados en la construcción, o en islamistas radicales que ponen bombas y amenazan con la guerra santa.
La que me mira desde el espejo baila la danza de los siete velos.
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