Parole, parole, parole...
Estaba leyendo el correo y contestando a unos cuantos mientras escucho a Mylène Farmer. Ya sé que en este país no es demasiado conocida. Más lo han sido sus imitadoras, como Kate Ryan (que hacia versiones de baile de sus grandes éxitos) o Alizée (cuyo disco esta compuesto mayoritariamente por creaciones de Mylène que además es su productora). Tengo una debilidad por la gran diva del pop francés e icono gay. Fetichismo puro, es pelirroja... Me fascina ese aire infantil y melancólico y esa afición por lo turbio, lo oscuro, lo perverso. El Vizconde Blazz y yo coincidimos en encontrarle cierto parecido a Victoria Francés, la ilustradora (que acaba de publicar un espléndido segundo libro que deberíais ojear).
Mi relación con Francia es además de enriquecedoramente cultural, emocionalmente vinculante. Incluyo por ello la referencia a la rama de mi familia que reside en París, mi gran devoción por Ms Missie que cantaba canciones de Mylène cuando ordenaba el salón y me susurraba estribillos al oído (Je voudrais tant que tu comprennes, puisque notre amour va finir, que malgré tout, vois-tu, je t'aime et que j'ai mal à en mourir. Je voudrais tant que tu comprennes malgré tout ce qui s'est pass, que je t'amais plus que moi-meme et que je ne peux t'oublier) y me arrastraba como en un sueño... El hombre de mi vida me leía en francés el Vogue de su madre y la primera vez que oí la voz de la Mexicana Mala me llamaba desde Vichy (de fondo sonaba la voz de su casera llamándole a cenar y Leonard Cohen cantaba "Suzanne")...
Escuchaba a Mylène (entre otros artistas) para mejorar mi francés y eso me recuerda que debería de nuevo ponerme a ello, porque apenas soy capaz de decir ya dos frases.
Y hablando de dos frases, recorto ya por hoy, que Amaranta me riñe por los párrafos largos, a pesar de que ya sabe que en persona es peor, porque hablo sin parar. Ya sabes, encanto, parole, parole, parole...
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